Adan Kovacsics (1953) es traductor del húngaro y del alemán. Nacido en Santiago de Chile, hijo de inmigrantes húngaros que llegaron a ese país en 1950, Kovacsics fue doblemente favorecido por la lengua de su lugar de nacimiento y por la que se hablaba en su casa. En 1967, siendo un adolescente de 14 años, regresa con sus padres a Europa aunque se lleva consigo un idioma con el que ha hecho carrera y que hoy todavía habla con una entonación que suena a chileno. La familia se instala en Austria, donde Kovacsics termina el colegio e inicia sus estudios de Filología Románica y Filosofía en la Universidad de Viena. El alemán se convierte a partir de ahí en su otra lengua de trabajo. En 1980 se traslada a España “donde vine para no perder mi castellano” y donde ha desarrollado su carrera como traductor. Goethe, Hebel, Hofmannsthal, Celan, Kertész, Nádas, Krasznahorkai y muchos otros forman la lista de autores que ha traducido.
Premiado en seis ocasiones por el Ministerio de Educación y Cultura de Austria – por las traducciones de Karl Kraus: Los últimos días de la humanidad (1992), Hans Lebert: La piel del lobo (1994), Heimito von Doderer: Un asesinato que todos cometemos y Hans Lebert: El círculo de fuego (1996), Peter Altenberg: Páginas escogidas (1998), Joseph Roth: Las ciudades blancas y Stefan Zweig: Embriaguez de la metamorfosis (2001) e Ingeborg Bachmann: El caso Franza/Réquiem por Fanny Goldmann (2002) – a finales del año 2004, recibió en Barcelona el Premio Ángel Crespo, uno de los más relevantes otorgados en España, por su traducción de la novela El distrito de Sinistra del escritor húngaro transilvano Adan Bodor. Vive en Barcelona y a veces se deja caer por el café Sandor en la Pza. Francesc Macià.
GUERRA Y LENGUAJE
En el fragor de la Gran Guerra, el ejército austrohúngaro creó un Cuartel de Prensa donde trabajaron escritores con la tarea de crear propaganda para ensalzar el esfuerzo de sus soldados en el frente. De ese modo se establecía una nueva relación entre la actividad literaria y la maquinaria bélica. Viena era entonces el auténtico centro intelectual de Occidente, y también el epicentro de la enorme sacudida que supuso la modernidad. En Viena, como en ningún otro lugar, se experimentaron los cambios que la técnica y la información introducían en los modos de hablar, de informar, de vivir y de morir.
En Guerra y lenguaje, Adan Kovacsics se adentra en esa metamorfosis lingüística, presidida por la duda sobre la capacidad de la lengua de representar el mundo, y combina elementos narrativos y ensayísticos para analizar el papel de la prensa en las contiendas bélicas, el impacto de la guerra sobre la literatura y los efectos de la modernidad sobre el habla de las personas.
Premiado en seis ocasiones por el Ministerio de Educación y Cultura de Austria – por las traducciones de Karl Kraus: Los últimos días de la humanidad (1992), Hans Lebert: La piel del lobo (1994), Heimito von Doderer: Un asesinato que todos cometemos y Hans Lebert: El círculo de fuego (1996), Peter Altenberg: Páginas escogidas (1998), Joseph Roth: Las ciudades blancas y Stefan Zweig: Embriaguez de la metamorfosis (2001) e Ingeborg Bachmann: El caso Franza/Réquiem por Fanny Goldmann (2002) – a finales del año 2004, recibió en Barcelona el Premio Ángel Crespo, uno de los más relevantes otorgados en España, por su traducción de la novela El distrito de Sinistra del escritor húngaro transilvano Adan Bodor. Vive en Barcelona y a veces se deja caer por el café Sandor en la Pza. Francesc Macià.
GUERRA Y LENGUAJE
En el fragor de la Gran Guerra, el ejército austrohúngaro creó un Cuartel de Prensa donde trabajaron escritores con la tarea de crear propaganda para ensalzar el esfuerzo de sus soldados en el frente. De ese modo se establecía una nueva relación entre la actividad literaria y la maquinaria bélica. Viena era entonces el auténtico centro intelectual de Occidente, y también el epicentro de la enorme sacudida que supuso la modernidad. En Viena, como en ningún otro lugar, se experimentaron los cambios que la técnica y la información introducían en los modos de hablar, de informar, de vivir y de morir.
En Guerra y lenguaje, Adan Kovacsics se adentra en esa metamorfosis lingüística, presidida por la duda sobre la capacidad de la lengua de representar el mundo, y combina elementos narrativos y ensayísticos para analizar el papel de la prensa en las contiendas bélicas, el impacto de la guerra sobre la literatura y los efectos de la modernidad sobre el habla de las personas.
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