Brillos en bronce.


Colecciones de Reyes Tallas que en su día pertenecieron a la Corona española
.. Lugar: Jardines de Sabatini
Tipo de exposición: Escultura
Fecha(s): 12/11/2009 - 24/01/2010
Sesión: de L a S de 9.30 a 17 h. D y fest. de 9 a 14 h. Cierra durante la celebración de actos oficiales.
Precio: Entrada: 8 euros. Visita guiada 9 euros. Menores de edad, estudiantes, jubilados de la U.E. y con carné joven: 3,50 euros. Entrada gratuita: X para ciudadanos de la U.E.


Tras la exposición dedicada a Carlos IV en su faceta de mecenas y coleccionista, Patrimonio Nacional presenta en el Palacio Real la muestra Brillos en bronce. Colecciones de Reyes, que reúne una selección de 123 pequeñas esculturas de bronce pertenecientes a las colecciones reales que reunieron las dinastías de Austrias y Borbones desde los tiempos de Felipe II hasta Carlos IV. La exposición, que también incluye algunas pinturas y obra sobre papel, está dividida en diez salas que describen la evolución del gusto de los monarcas en función de las circunstancias históricas y las corrientes estéticas de cada época.

El recorrido comienza con las piezas renacentistas de Felipe II, entre las que destaca El Espinario, atribuido al maestro Guglielmo della Porta, y una serie de tallas de Giambologna, el artista más reputado de la época. Le sigue el reinado de Felipe IV, con una reproducción de la Fuente de los Cuatro Ríos realizada por Bernini, un retrato ecuestre del Rey atribuido a Pietro Taca, varias obras de Antonio Susini y la serie Los Planetas y Baco, de Jacques Jonghelinck. La llegada al trono de Felipe V, el primer Borbón, introdujo en España el gusto francés por las estatuas clásicas, que en la muestra se concreta en las colecciones del marqués de Carpio, adquirida por Felipe e Isabel de Farnesio, y el conde de Proy, comprada por Carlos IV.

Junto a ellas se pueden contemplar dos retratos ecuestres de Carlos III y algunas reproducciones de esculturas de las excavaciones de Pompeya y Herculano, que fueron impulsadas por este monarca antes de abandonar Nápoles con destino a España. El itinerario termina con un muestrario de bronces realizados por artistas galos en los que se percibe el gusto de estos por el barroco romano y la anatomía.

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