Dolor Diurno, Placer Nocturno.








La leyenda popular china dice que, un día del siglo X, una cortesana del palacio imperial, famosa por su belleza y su talento al bailar, recibió la orden de preparar una danza para deleite del emperador Tang Li Yu y en honor de los espíritus. Se mandó a construir para ella un piso hecho de lotos de oro donde pudiera ejecutar su danza. Se le adornó el cuerpo con las más esplendorosas joyas y se le vendaron los pies imitando la forma de la media luna. Su nombre era Yao Niang, es decir, triste muchacha. Queriendo imitar su belleza, todas las mujeres de la corte y del resto del imperio vendaron sus pies y los de sus hijas, y los de casi mil millones de chinas que nacieron después de ellas. Esta práctica ha estado vigente por al menos 2.000 años. El proceso de vendaje empezaba cuando las niñas tenían entre 4 y 6 años, y era realizado por la madre. Los pies eran puestos a remojo en agua con algunas hierbas, para eliminar todos los restos de pieles muertas, y las uñas se cortaban tanto como era posible. No superar los siete centímetros de pies era lo establecido. Después de un masaje, los 4 dedos más pequeños se rompían. Luego, se vendaban con seda o algodón empapado en líquido, apretando los dedos contra el talón. Cada dos días se retiraba el vendaje y se volvía a realizar. El proceso duraba dos años. Para entonces, los pies medían sólo unos 10 cm. Las únicas partes en contacto con el suelo eran su calloso talón y el dedo gordo. Aunque parezca increíble, estos hermosos pies fueron por cerca de un milenio el más oculto tesoro de las mujeres chinas y el más soñado placer de sus hombres. Para que los pies se convirtiesen en loto dorado –obra de arte y objeto de deseo– debían medir sólo siete centímetros y reunir las siguientes características: ser delgados, pequeños, puntiagudos, arqueados, perfumados, suaves y simétricos. Según el doctor Ko Chi-sheng explica, una mujer de pies vendados naturalmente camina de una manera seductora. La piel en las plantas de los pies permanece suave y sensitiva porque se restringe el movimiento. Para algunos, unos pequeños pies vendados son mucho más excitantes que los pies normales. Durante los siguientes años, también seguían vendados, aunque la frecuencia con que se apretaban era menor. Esta práctica fue común hasta que se prohibió oficialmente en 1911. Una aislada villa costera en el Pueblo Tailu de la ciudad Fuzhou, es el último pueblo de mujeres con pies vendados en Fujian y en toda China. Una de las mujeres con pies de loto de 7,5 cm, Lin Fengfeng de 81 años, dijo en una entrevista el 3 de julio de 2007 que comenzó a atar sus pies cuando tenía cinco años de edad, en 1931. Aunque esa costumbre desapareció en casi toda China debido al contacto con el mundo exterior, durante ese periodo el vendaje de pies todavía era una práctica popular en esta aislada villa. Las mujeres aún consideraban el tener un par de pies pequeños como signo de belleza femenina. Con los pies vendados las niñas podían caminar, pero deberían hacerlo con pasitos minúsculos y no conseguirían alejarse mucho de su casa, por lo que muchos consideran que esta práctica era un instrumento de opresión machista. Sin embargo, la dominación masculina sobre la mujer a través del vendaje de los pies es una razón importante pero no es suficiente para explicar que esta práctica se mantuviese durante mil años, hay al menos, otras tres razones para el vendaje:
1.- La actitud china hacia el sexo y el placer sexual: En China el sexo era visto como una fuente regeneradora de la naturaleza y el placer sexual femenino como un elemento clave para alargar la longevidad del hombre, muy diferente de la concepción católica de la sexualidad. En este entorno natural, destaca la ropa interior de la mujer y sus zapatos, que no se quitará nunca en presencia del hombre, ni siquiera durante el acto sexual. El vendaje era una manera de realzar la belleza y así despertar la imaginación erótica de lo oculto y lo prohibido.
2.- Símbolo de feminidad: Vendar los pies a una hija constituía una importante pérdida económica, una niña con los pies vendados no podía ayuda en las labores del campo ni trabajar fuera de casa, inicialmente el vendaje era exclusivo de mujeres de alta posición social y prostitutas (estas últimas pues dependían de su "feminidad" para atraer clientes). Cualquier hombre aspiraba a casarse con una mujer con los pies reducidos pues era para ellos un gran incentivo erótico y mucho más atractivas.
3.- Símbolo de estatus: Los chinos dan mucha importancia a cubrir los cuerpos con ropa porque ésta es una de las diferencias entre el ser humano y el animal. A su vez, la ropa, las joyas y, muy especialmente, los zapatos se convierten en símbolos de estatus, por la calidad de los materiales y la minuciosidad de los bordados. Las familias más pobres no podían permitirse vendar los pies a sus hijas y mucho menos los caros complementos.
La deformación de los pies llegó a convertirse en el símbolo máximo de belleza y erotismo y el dolor diurno quedó justificado por las posibilidades de placer nocturno.

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